Todos en algún momento buscamos nuestro espacio, algo que nos diga quiénes somos y que hacemos aquí. En este camino descubrí la forma de manifestar lo que soy: las palabras. Escribir era una hazaña de personas excepcionales y no podía concebir que yo alguien común y corriente fuera capaz de hacerlo; no sé cómo ni cuándo cambio mi concepción al respecto pero aquí estoy escribiendo en un rol que antes era un sueño irrealizable y me gusta.

Vivo a través de estas palabras que comparto con ustedes porque eso SOY

domingo, 10 de octubre de 2010

Amargura

La Amargura, una sensación incomoda que se extiende como el fuego amparado por el viento, y puede causar grandes daños en nuestras vidas; y esto no sucede a nuestras espaldas, ni mucho menos mientras estamos dormidos ¡No, Solo pensarlo es ilusorio! Nada absolutamente nada nos sucede porque sí, y precisamente en este caso nosotros somos los causantes de ese amargor que ahora le atribuimos a quien se nos ocurra: a veces es la economía, el jefe, la familia pero nunca nosotros, que por razón de dolor, tristeza, orgullo y otras tantas dejamos la puerta abierta a sentimientos negativos que contaminan todo a su paso y se anida en el sitio más puro del cuerpo: el corazón.

Esa espinita que entro a nuestra vida con el tiempo se convierte en una gran mancha de rencor, una especie de barrera que impide la entrada a las cosas buenas por el temor de que el amor vuelva y retome su lugar. Lo que aprobamos algún día como un método para sobrevivir se nos ha convertido en una plaga a la cual muchas veces no nos queremos deshacer; la falsa sensación de ser los dueños de la situación nos mantienen inmerso en aquel Estado en cual no seremos felices.

Nada es de color rosa, pero tampoco debería ser gris, en todo tenemos probabilidades y en esta vida hay muchas para intentar alcanzar nuestra máxima expresión; en este camino hay altas y bajas las cuales debemos superar con entereza, pues alguna vez todos sentimos que el mundo se nos viene encima, en ese caso erróneamente consideramos que es mejor no sentir, los sentimientos negativos son una ilusión que parece darnos todo eso que al final termina apoderándose de nuestro ser.

No vale la pena echarse a morir, ni mucho menos ponernos a despotricar en contra del Universo entero, somos el mayor tesoro que existe y nada vale si el precio es nuestra destrucción. No dejemos que la AMARGURA nos carcoma todo lo bueno que tenemos para ofrecer, la vida es tan hermosa para que nos la empañemos con actitudes que nunca terminan bien.

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